Muchas veces, cuando leo biografías o historias de vida, lo primero que siento al leer es sorpresa por todas esas cosas que ha realizado la gente. Ya sea luchar contra todo el mundo por conseguir sus sueños o anécdotas interesantísimas que te ayudan a reflexionar sobre la vida en general. El segundo sentimiento que surge es el de frustración-impotencia. No hay nada que más me deje chafao que el ver la imposibilidad de realizar todo lo que quieres hacer.
Hace poco, en una charla con un profesional de la televisión, éste nos aconsejó a los compañeros que lo que debemos tener claro es en aprovechar el tiempo: desde que te levantas tienes que pensar en desarrollar tu trabajo y no desperdiciar ni un instante en cosas sin importancia. Nada más cierto. Sin embargo, esta idea trae consigo otra que consiste en delimitar tu especialización. ¡Y eso sí que es difícil! Más si sobre todo te gusta un puesto de por sí muy inaccesible…
Otras personas, sin embargo, no se preocupan por ello y viven a su manera. Luego, más adelante, consiguen una quietud y, quien sabe, si también esos puestos que veías tan imposibles. En esos casos me pregunto cómo se ha de actuar profesionalmente: ¿dedicando el 100% de tu tiempo a esa especialización o experimentar más hasta encontrar lo que sientes más agusto?
De un modo u otro siempre topas con lo más incordioso: ¡el tiempo no es infinito! No puedes hacer todo lo que querrías…
La gente dijo…