La viabilidad de las producciones colaborativas: la vuelta del mecenazgo

Informa Cinematech que IndieGoGo ha conseguido recaudar fondos por 100.000$ para las películas que son candidatas a la producción. Exactamente repartidos de manera irregular y con sumas tan diferentes que varían entre los 20.000 y 1.800$. Las producciones colaborativas empiezan a tener cada vez más presencia. Se puede decir que tiene su lógica: cierto público puede querer ser el propio productor. Si algunas películas congregan millones de fans, ¿por qué no donar una asequible proporción en pro de lo que quieres ver?

Se activa así de nuevo el mecenazgo, una actividad bastante olvidada desde finales del S. XIX hasta nuestras fechas. Grosso modo, hasta dicha época los círculos se desarrollaban gracias a los encargos de los mecenas o de otras instituciones. Por amor al arte, al ego propio o simplemente por negocio, se dedicaban inversiones por piezas. Grandes genios han pasado por esa situación, desde Miguel Ángel a Beethoven pasando por Caravaggio. No siempre fueron explotadas comercialmente las obras. Muchas veces se trataban de encargos puntuales para ciertos eventos o conmemoraciones. Sin embargo, la llegada del romanticismo la idea del autor como medium entre el mundo de la belleza y el nuestro empezó a desarrollar un nuevo tipo de negocio. El arte manifestado en todas sus versiones que culminaría con la industria del entretenimiento con la llegada del cine y el modelo estadounidense.

¿Con Internet es posible el regreso de este tipo de relaciones? ¿Afectando de lleno al audiovisual? La realidad que arroja la web 2.0 y el contacto directo a escala mundial entre distintas personas puede ser crucial. El empleo de las redes sociales junto con su iniciativa puede devolver la vida a esta interacción. Si bien, como todo, tiene unos problemas de fondo:

• Músculo financiero. La misma noticia de Cinematech refleja esa situación. No resulta tan fácil de recaudar dinero por medio de donaciones. Peligrosa situación sobre todo para establecer calendarios de pagos en caso de haberse empezado la producción. Los altos costes de la industria del entretenimiento es la mayor barrera de entrada para cualquier película. Incluso para aquellas sustentadas por empresas consolidadas.
• ¿Lucrativo o no? El sistema de mecenazgo tiene una enorme ventaja que es reducir el coste por persona y la no-necesidad de rentabilizar el producto. Si tus clientes pagan por el simple hecho de querer ver terminada la película, ¿para qué obtener más dinero? El interés es en su creación, no en su explotación. No obstante, dependiendo de cada cineasta o asociación, el objetivo si podría ser lucrativo. Lo que nos lleva a las…
• Vías de explotación. Es obvio que el sistema de explotación del cine está en vías de cambio por necesidad. Lo dicen los datos. Y la televisión se ve también tocada. Sin embargo, son industrias consolidadas y que concentran el mayor volumen de distribución y exhibición de contenidos. Donde se monetizan los contenidos. Son el establishment. ¿Podrán las obras creadas por donación competir en la distribución? ¿Cómo serán los acuerdos de éstas con la industria? Bussiness is bussiness.
• Control de costes. Toda obra audiovisual centra su razón de ser en el control de los costes. La naturaleza de estas producciones refleja una clara contrapartida: podrás crear tu propia obra siempre y cuando no sea tan cara. Al fin y al cabo, el hecho de tener muchos productores-donantes significa responder ante más gente. Y ponen su dinero. Las quejas podrán ser equivalentes a las habidas contra RTVE. Si pagamos todos, ¿no tenemos derechos? Y esto nos lleva al punto de…
• La calidad de la producción. Menos dinero significa menos medios. Por ende, menos ambiciones. Es el axioma básico. Sin embargo, la creación de obras de bajo coste con grandes beneficios no sería una novedad. De ahí el pitching a realizar por sus desarrolladores ha de ser excelente. Cuanto más capacidad demuestren ante sus inversores, mejores expectativas de donación recibirán.
• ¿Copyright o copyleft? El eterno debate de la propiedad intelectual y los derechos derivados. Si tu inversor/productor es anglosajón ¿exigirá copyright? ¿La obra pasa a dominio público directamente? ¿Los autores pierden derechos económicos? Si es un éxito, ¿reclamarán más parte del pastel? Es normal resolver esta cuestión con negociaciones entre las partes. Pero este tema tan espinoso siempre produce escollos de la manera menos insospechada. Y la legislación de cada país es distinta y difícil de salvar.

Sin duda, el panorama que nos espera en este sentido está lleno de posibilidades. El problema es reunir cierto dinero para las obras creativas. Hasta ahora, el filtro de las productoras y de los directivos en especial decidían lo ejecutable o no. Posiblemente servirían a la mayoría y rentabilizasen los costes. Pero en detrimento de otras demandas sin explotar. Quién sabe si grandes o pequeñas. La cuestión es, ¿dichos espectadores no podrían ser suficientes para sufragar lo que necesitan? Veremos, veremos.

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